Las patologías cardíacas no las provoca el colesterol sino la inflamación arterial


El Dr. Dwight Lundell, prestigioso cirujano cardiovascular estadounidense que efectuó más de 5.000 intervenciones quirúrgicas de corazón, asegura que la principal causa de los problemas de corazón es la inflamación arterial, negando de forma expresa que un nivel alto de colesterol en sangre sea factor de riesgo cardiovascular. El doctor DUAIT es el autor de la obra titulada La gran mentira del colesterol.

Inflamación arterial

El doctor Dwight Lundell ejerció 25 años como cirujano cardiovascular habiendo realizado más de 5.000 operaciones quirúrgicas de corazón por lo que se trata de un médico de reconocido prestigio… hasta que hizo públicas sus discrepancias con las teorías mayoritariamente asumidas sobre el origen y tratamiento de las patologías cardiacas. Y eso que hablamos de un pionero en las operaciones de cirugía a corazón abierto que durante mucho tiempo fue considerado líder de opinión en su campo habiendo estado incluido en el Top Doctors de la revista Phoenix Magazine durante 10 años.

Dr. Dwight Lundell

Fue Jefe de Residentes en la estadounidense Universidad de Arizona y Jefe Médico y Jefe de Cirugía del Hospital Banner del Corazón en Mesa (Arizona) así como uno de los fundadores del Hospital Luterano del Corazón, centro que con el tiempo se convertiría en el segundo hospital especializado en Cardiología más grande de Estados Unidos.

Por su alta consideración profesional que se le tenía fue consultor y asesor de algunos de los principales fabricantes de dispositivos médicos: Cardio Thoracic Systems, A-Med y Medtronic. Y a sus 69 años, ya retirado, continúa en gran forma física y mental, habiendo participado en una triatlón Ironman, una de las pruebas deportivas más duras.

El en la actualidad defiende que es mucho más eficaz y útil un tratamiento nutricional, que el consumo de estatinas. Así lo explica en sus libros La cura de la enfermedad del corazón y La gran mentira del colesterol.

En una entrevista, menciona que en su condición de cirujano cardiovascular con 25 años de experiencia y con miles de cirugías realizadas, se encuentra en la obligación moral de cambiar su enfoque sobre los tratamientos realizados en las últimas etapas de su carrera profesional, de lo que ahora sabe que es una enfermedad que se puede prevenir, para centrarse en una intervención temprana verdaderamente eficaz e, incluso, preventiva. Los médicos, con toda su formación, conocimiento y autoridad, sufren de un exceso de ego que hace que les sea difícil admitir que están equivocados. Pero él está dispuesto a reconocerlo tantas veces como haga falta.

La verdad ante todo

Y ese error fue que contribuyó junto a otros colegas creadores de opinión sosteniendo que la única terapia válida para las dolencias del corazón es la cirugía o la prescripción de medicamentos para bajar el colesterol acompañados de una dieta capaz de restringir drásticamente la ingesta de grasas. Ellos insitían en que esas medidas bajarían el colesterol y con ello se reducirían las enfermedades del corazón.

Pues bien, era mentira. El colesterol no es el principal responsable de las dolencias cardíacas. Se sabe que son los procesos inflamatorios los causantes de las enfermedades del corazón.

Las recomendaciones dietéticas sobre el colesterol, que se establecieron hace ya tiempo, no son hoy ni científica ni moralmente defendibles.

Lo que han hecho realmente ha sido crear epidemias de obesidad y diabetes cuyas consecuencias en términos de mortalidad, sufrimiento humano y coste económico eclipsarían a cualquiera de las plagas históricas sufridas por la humanidad.

obesidad

A pesar de que el 25% de la población toma costosos medicamentos a base de estatinas y de que se ha reducido el contenido graso de nuestra dieta, en Estados Unidos, por ponerle el ejemplo, morirán este año más personas que nunca, por enfermedades del corazón.

medicamento

El descubrimiento hace unos años, de la inflamación de la pared arterial como causa real de la enfermedad cardíaca, debe dar paso pues a un cambio de paradigma sobre la forma en que deben tratarse las enfermedades cardíacas y otras dolencias crónicas. En pocas palabras, si no existe inflamación en el cuerpo, el colesterol no se acumula en las paredes de los vasos sanguíneos causando los problemas cardíacos y las apoplejías. Es pues la inflamación lo que hace que el colesterol se deposite en ellas.

inflamación arterial y obstrucción

La inflamación es un mecanismo natural de defensa, que se pone en marcha, por ejemplo, cuando el organismo se ve agredido, bien por un golpe traumático o una quemadura, bien por invasores externos patógenos: toxinas, bacterias, virus, hongos y otros.

Se trata de un ciclo perfecto para proteger al cuerpo. Si sufrimos un corte o una abrasión en la piel sabemos lo que va a pasar desde hace siglos: primero sentiremos en la zona calor, luego dolor y posteriormente enrojecimiento e hinchazón.

Es un ciclo natural que indica que el cuerpo se está auto-curando. Y de hecho lo normal es que en un corto período de tiempo, depende de la gravedad de la agresión, la hinchazón y el enrojecimiento hayan desaparecido. Sin embargo si infligimos una y otra vez daño en el mismo lugar, todos los días, nunca se curará; independientemente de dónde se produzca el daño, sea en nuestro interior o en el exterior.

La inflamación será entonces permanente. Y eso es así tanto si se trata de un golpe o una quemadura como si la agresión se debe a microbios, a toxinas o a alimentos que el cuerpo humano es incapaz de procesar. En tales casos se produce una inflamación crónica que es para el organismo tan dañina como la inflamación puntual aguda.

inflamación

Bueno, pues a nivel interno la inflamación crónica suele deberse en la mayor parte de los casos a un exceso de toxinas y a una dieta rica en carnes procesadas, en hidratos de carbono refinados como el azúcar, el arroz no integral, etc. Eso es lo que lesiona los vasos sanguíneos, los inflama de manera crónica y lleva a la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardíacas, incluidos los accidentes cerebrovasculares.

La lesión e inflamación de nuestros vasos sanguíneos se debe en buena medida a la dieta baja en grasas sanas, ojo, grasas sanas, que recomienda desde hace años la Medicina convencional en lugar de la dieta alta en hidratos de carbono que se ha generalizado.

Las causas más comunes de la inflamación arterial son cuatro

1. Excesivo consumo de hidratos de carbono

Es el excesivo consumo de hidratos de carbono simples y granos refinados. Cada vez que consumimos un delicioso dulce repleto de azúcar y harina aumenta nuestro nivel de glucosa en sangre; y cada vez que eso sucede se daña el delicado revestimiento de nuestros vasos sanguíneos. No hay prueba más evidente -o triste- que observar cómo los pacientes con diabetes tipo II pierden la visión y se deterioran su función renal y las extremidades muriendo prematuramente de algún problema cardiaco.

2. Excesivo consumo de ácidos grasos

Es el excesivo consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega 6, especialmente de aceites vegetales como los de girasol, soja, coco, maíz, borraja y onagra. Además son fuentes de Omega 6 las carnes, los huevos y las margarinas. Se ha advertido a la población de forma reiterada de que debe evitar todas las grasas animales, como las carnes procesadas, y consumir en su lugar grasas poliinsaturadas vegetales, que se encuentran en algunas semillas y nueces, porque son más sanas.

Y es verdad que los omega-6 son esenciales, ya que forman parte de la membrana celular y sirven para controlar lo que entra y sale de la célula, pero deben estar siempre en equilibrio con los omega-3 (Aceite de linaza o Semilla de lino, nueces, pescados menos el salmón y la tilapia); equilibrio que puede romper un elevado consumo de alimentos ricos en omega-6, haciendo que la membrana de la célula produzca en ese caso unas sustancias químicas llamadas citoquinas que causan inflamación.

Pues bien, hoy día la dieta dominante es absolutamente desequilibrada. La relación de desequilibrio llega a ser hasta de 30 a 1 a favor de los ácidos grasos omega-6 –lo que supone la producción de una enorme cantidad de citoquinas pro inflamatorias- cuando la proporción óptima y saludable de la comida sería de 3 a 1, 3 Omega 6 y 1 de Omega 3.

citoquinas

3. Déficit de grasos Omega 3

El déficit de ácidos grasos omega 3, que son potentes agentes anti inflamatorios naturales (documentado en la literatura médica) que pueden ayudar a reducir la muerte súbita por ataque al corazón y otras patologías neurológicas.

Alrededor del 80% de la población de Estados Unidos es deficiente en omega 3, porque no ingiere suficiente pescado y tampoco toma suplementos ricos en esos ácidos grasos.

4. Estrés oxidativo

El estrés oxidativo. Es decir, la presencia en el organismo de más radicales libres que antioxidantes. Está fehacientemente demostrado que el estrés oxidativo es perjudicial para la salud humana y se ha asociado a múltiples enfermedades degenerativas -especialmente las cerebrales y nerviosas- así como a las enfermedades del corazón.

Los Radicales Libres

Para entender un poco el funcionamiento de los radicales libres diremos que: El cuerpo humano está compuesto por diferentes células, que a su vez están compuestas de diferentes moléculas. Esas moléculas constan de átomos que se unen por enlaces químicos. El átomo tiene protones -cargados positivamente- y electrones -cargados negativamente- que orbitan alrededor del átomo. Estos electrones pueden compartirse con otros átomos para conseguir la máxima estabilidad.

Superado este punto, debemos saber que si se forma un enlace débil -donde queda un electrón sin pareja-, se forma el radical libre. Estos radicales libres son muy inestables, por lo que reaccionan con facilidad para encontrar el electrón necesario para lograr su estabilidad. Si roban un electrón a otra molécula, esta quedará inestable y se convertirá en un radical libre también. De esta forma se realiza una cascada de radicales libres, hasta que irrumpen con una célula viva.

¿Cómo se forman los radicales libres?

Los radicales libres se forman en muchos procesos del cuerpo, por ejemplo por el metabolismo o por el sistema inmune para atacar virus y bacterias. Sin embargo, existen factores ambientales (contaminación, cigarrillo, mala alimentación) que aumenta la dosis de radicales libres que hay en nuestro cuerpo. El cuerpo maneja los radicales libres que se producen de forma natural, pero si la producción de los mismos es excesiva, se producen daños en el cuerpo.

Son los antioxidantes aquellos que ayudan a frenar el proceso de los radicales libres. Una buena forma de consumir antioxidantes es mediante la alimentación. Manteniendo un consumo adecuado de alimentos con vitaminas como la C y la E y betacarotenos, ya que se encargan de neutralizar los radicales libres donando uno de sus electrones, y poniendo fin a la cadena de robos.

Para empeorar más las cosas, ese tipo de alimentación lleva a una sobrecarga de grasa en las células que las hace verter grandes cantidades de sustancias químicas pro inflamatorias que se suman al daño que ya causa por sí mismo el azúcar en los vasos sanguíneos.

Y todo eso es lo que termina llevando al sobrepeso y la obesidad, la diabetes, la hipertensión, los problemas cardiovasculares e, incluso, al alzheimer.

¿Todo eso cómo afecta concretamente a las arterias?

Visualícese frotándose la piel con un cepillo duro de forma reiterada: la piel se pondrá primero muy roja y finalmente sangrará. Bueno, pues ahora imagínese haciendo eso varias veces al día, todos los días y durante años. Es obvio que de hacerlo así, suponiendo que pudiera tolerar el dolor, esa zona de la piel terminaría estando sanguinolenta e hinchada.

Empeorando aún más si además se infectara. Bien, pues ese proceso está teniendo lugar ahora mismo… en el interior de muchas personas. El doctor Dwight Lundell asegura que una arteria enferma aparece como si la hubieran frotado con un cepillo.

cepillo en la piel

Porque varias veces al día, todos los días y durante años hay alimentos que generan pequeños daños que inciden en otros daños anteriores haciendo que el cuerpo responda de forma continua y adecuada… ¡con el correspondiente proceso inflamatorio! La gente no es consciente de esto pero cada vez que come un pastel o cualquier otro alimento rico en azúcar su cuerpo responde como si un invasor le hubiera declarado la guerra.

Mire, los alimentos azucarados, los hidratos de carbono refinados y los alimentos ricos en ácidos grasos omega-6, constituyen la base alimentaria de muchas personas desde hace seis décadas. Y nos han ido poco a poco envenenando a todos.

¿Comer un simple dulce crea una cascada inflamatoria?

Cuando consumimos hidratos de carbono simples, como el azúcar, el nivel de glucosa en sangre se eleva rápidamente y como respuesta el páncreas segrega insulina a fin de llevarla al interior de las células para producir energía. Obviamente si la célula no la necesita en ese momento la rechaza y entonces el organismo opta por transformar el exceso de glucosa en grasa y almacenarla. Esas moléculas de azúcar que terminan teniendo que estar tanto tiempo en sangre se terminan adhiriendo a una amplia variedad de proteínas que, dado su exceso, dañan las paredes de los vasos sanguíneos.

Pequeña lesión que si se repite una y otra vez oxida la pared y desencadena un proceso inflamatorio y la reacción de los leucocitos. Elevar el nivel de azúcar en sangre varias veces al día todos los días del año es en suma como raspar con papel de lija el interior de los delicados vasos sanguíneos.

¿Qué hay que hacer para evitar el proceso inflamatorio?

Para prevenirlo. No hay más que una solución: volver a ingerir los alimentos en su estado natural. Por ejemplo comiendo suficientes proteínas para producir antioxidantes. E ingerir carbohidratos complejos y no refinados; como las frutas y verduras.

Se debe asimismo evitar, o reducir al máximo, el consumo de ácidos grasos omega-6, especialmente el de los aceites vegetales que lo contienen; es decir, los de girasol, soja, coco, maíz, borraja y onagra. Y por supuesto el de todos los alimentos procesados que los contienen que son hoy muy numerosos como las carnes procesadas (embutidos y demás).

Téngase en cuenta que una simple cucharada de aceite de maíz contiene 7.280 mg de ácidos grasos omega-6. Y el de soja 6.940 mg. En cambio el aceite de oliva, tan consumido por los españoles, no contiene omega-6.

Lo que debe hacer es tomar alimentos integrales y no consumir los alimentos manufacturados que inundan hoy los supermercados.

alimento industrial

Y, por supuesto, rechazar todos esos alimentos industriales llenos de azúcares y aceites vegetales como las patatas chips, las galletas, la bollería, los productos de panadería, los pasteles, los dulces, los bombones y tantos otros.

El colesterol

Fue la teoría del colesterol la que llevó a los alimentos sin grasa y a recomendar consumir productos bajos en ella y ahora resulta que son esos alimentos los que están causando una auténtica epidemia de enfermedades inflamatorias. La medicina convencional cometió un terrible error cuando aconsejó a la gente que evitara las grasas saturadas en favor de alimentos ricos en grasas omega-6.

Luego las estatinas no solo no sirven para nada bueno sino que pueden ser perjudiciales para la salud…

En efecto, tomar medicamentos para reducir el nivel de colesterol en sangre, como las estatinas, es una colosal pérdida de tiempo y dinero además de una fuente de sufrimiento humano a consecuencia de sus efectos secundarios.

En enero de 2009, se publicó en American Heart Journal un estudio en el que se midió el nivel en sangre de colesterol a los pacientes ingresados por ataque cardiaco de 500 hospitales norteamericanos y los hallazgos fueron reveladores: el 75% tenía su nivel de colesterol LDL, el erróneamente conocido como “colesterol malo”- por debajo de las actuales directrices del National Cholesterol Education Program (NCEP) de 130 miligramos. El 50% estaba por debajo de 100 miligramos y el 17% por debajo de 70 mg, el límite que se pretende imponer ahora con unas directrices más estrictas.

estatinas

Cada vez está más claro que el colesterol no tiene nada que ver con los ataques al corazón. La verdad es que el colesterol es absolutamente esencial para la vida; de hecho si no lo obtenemos en cantidad suficiente con los alimentos, el propio cuerpo lo fabrica.

El colesterol es uno de los componentes clave de la pared celular y el organismo lo conduce al lugar de la lesión para reparar las células dañadas, cuando se oxida, las células blancas activadas lo consumen y se empieza a formar la placa que al romperse puede provocar un ataque al corazón.

Además innumerables estudios clínicos han demostrado que la reducción de la cantidad de colesterol en la dieta, tiene pocos o ningún efecto sobre la cantidad que circula por el torrente sanguíneo.

¿Por qué los médicos no informan adecuadamente a los pacientes de los efectos secundarios de las estatinas?

Los formadores de opinión médica que promocionan las estatinas no suelen dedicar ni una sola palabra a las múltiples reacciones cognitivas provocadas por las estatinas que se manifiestan en diversas formas de amnesia, confusión, pérdida de memoria, desorientación y demencia; síntomas muy parecidos por cierto a los del alzheimer.

Igualmente callan respecto a las reacciones emocionales y conductuales que provocan: depresión, agresividad, hipersensibilidad, paranoia, hostilidad, ideas suicidas, ideas homicidas, combatividad e ira.

Tanto la base de datos sobre los efectos secundarios de las estatinas del San Diego College, dirigida por la doctora Beatrice Golomb como los recogidos por el doctor Duane Graveline, ponen de manifiesto que las reacciones cognitivas y emocionales aparecen en los pacientes tan a menudo como los diversos problemas neuromusculares.

Beatrice Golomb

La mayoría de las autoridades están de acuerdo en que la incidencia de miopatías (enfermedades musculares) que coinciden con el uso de estatinas está hoy más cerca del 15% que del 2% que reconocieron las compañías farmacéuticas cuando empezaron a comercializar sus estatinas. Y lo grave es que según la doctora Golomb en el 68% de esos casos la miopatía será permanente porque difícilmente responderá a tratamiento alguno.

¿Hay alguna situación en la que a se justifique consumir estatinas?

Hay estudios según los cuales podrían ser algo beneficiosas para un reducido grupo de personas: los varones de mediana edad con un ataque cardiaco previo; pero nunca se ha documentado que beneficien a las mujeres, independientemente de su edad y condición.

Ni se ha documentado que ayuden a quienes nunca han sufrido un ataque cardíaco. El estudio Júpiter, que parecía sostener que sí ayuda, está hoy desacreditado por la metodología empleada, el evidente conflicto de intereses de la mayoría de sus autores y el hecho de que se concluyera antes de lo previsto llevando a conclusiones falsas.

Las estatinas son peligrosas no sólo a causa de sus efectos secundarios -que pueden ser incapacitantes o mortales, sino porque desvían la atención de la auténtica comprensión y prevención de las enfermedades del corazón.

¿pueden revertirse las patologías del corazón?

La respuesta es sí. Pero no conseguiremos revertir una patología si en vez de evitarla, lo que se propone es bloquear la respuesta inflamatoria mediante un medicamento.

cuidar el corazón

Dado que la inflamación es una respuesta natural de defensa y recuperación de nuestro organismo, para revertir una patología coronaria hay que hacer dos cosas: evitar nuevos daños (daña nuestras arterias) y comprender el proceso inflamatorio conociendo los productos y pautas naturales que modulan las respuestas de modo que podamos aprovecharlo al máximo; y sin los efectos secundarios de la mayoría de los medicamentos. Si paramos el daño detendremos el crecimiento de la placa de ateroma facilitando la curación.

El doctor Dwight Lundell concluye respondiendo. “Sí, la inflamación puede ser controlada y las enfermedades del corazón se pueden prevenir y resolver. No tengo duda alguna.”